Malditas películas de amor.
Malditas películas de amor que desde pequeñas nos hacen sentir que debemos encontrar el amor en un hombre para ser felices. Y esas películas son bonitas. Mucho. Y te hacen desear vivir una historia así. Te inculcan que no estarás completa hasta que encuentres a alguien que te quiera. Y no es así.
Malditas películas de amor. Porque nos hacen ver el amor como algo que no es.
Y malditas también, porque desde siempre nos han hecho creer que San Valentín es el día de los enamorados. Pero se equivocan.
El día de los enamorados es cada día. Cada día hay alguien que se enamora o se reenamora. Cada día hay alguien que descubre que esa persona le hace especialmente feliz y no con ese amor pasteloso de las películas, apasionado y arriesgado. No tiene nada que ver con ese amor prefabricado e idealizado. El amor verdadero es más modesto, pero más real.
El amor no es un peluche en San Valentín. Ni siquiera una cena romántica. Eso no significa que critique a la gente que por San Valentín decide celebrar su amorío, al contrario. Eso significa que ese día no debería tener nada diferente de los otros. Porque el amor, debería estar presente entre nosotros. Y celebrarlo constantemente. Cada día. Cada instante.
Y no solo con nuestro enamorado. Nadie debería sentirse solo el 14 de febrero, porque no necesitamos a ningún príncipe azul para recibir amor. Cada día hay alguien que te demuestra su amor con pequeñas acciones. Familia, amigos, compañeros...
Cada día hay alguien que de algún modo u otro decide entregarte una pequeña porción de su amor. Y es eso lo verdaderamente importante en la vida.
Es San Valentín, sí, ¿y qué?
Que nos pongamos de acuerdo para celebrar que estamos enamorados no tiene nada de especial. Lo que es especial es el amor de verdad. El amor sincero. Aquel que no tiene fecha. El amor que se propaga el 14 de febrero y los 364 días del año restantes.
The Optimistic Side
Imágen via: Weheartit
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